sábado, 4 de marzo de 2017

CAF CUMPLE SU PRIMER CENTENARIO

Vista de las oficinas centrales de CAF a principios del siglo XX. Archivo CAF
 
Hoy, 4 de marzo de 2017, CAF, empresa líder del sector ferroviario en nuestro país y con presencia en los cinco continentes, cumple su primer siglo de vida. Hace exactamente cien años, el 4 de marzo de 1917, tres empresarios afincados en Madrid, el banquero Luis Urquijo Ussía, el propietario Valentín Ruiz Senén y el industrial Santiago Innerarity Cifuentes, junto al comisionista donostiarra Ángel Gascue Minondo, se reunieron en Donostia ante el Notario Luis Barrueta para constituir una sociedad que tenía como objetivo la «construcción, compra, venta, alquiler de vagones y de cuantos elementos puedan servir para los transportes, para la explotación de caminos de hierro y tranvías, y aportar al tráfico nacional, material ferroviario». La nueva sociedad fue bautizada como Compañía Auxiliar de Ferrocarriles, más conocida por sus siglas. CAF.
Vagón construido por CAF, en 1917, para el ferrocarril de París a Orleans. Archivo CAF
 
El primer paso de la nueva empresa fue arrendar a la Sociedad Española de Construcciones Metálicas la fábrica de vagones que había levantado en 1904 en Beasain (Gipuzkoa), tomando el relevo en la construcción de material remolcado, en especial, los vagones y ténders que en aquel momento estaban suministrando a diversos ferrocarriles franceses y belgas. Estos vehículos constituyeron la primera exportación de esta clase desde nuestro país.
En 1925 CAF fabricó los primeros coches de carrocería metálica construidos en España, con destino al Ferrocarril del Urola. Archivo CAF
 
En poco tiempo, la nueva sociedad pudo consolidar su posición financiera, sobre todo gracias al progresivo proteccionismo que otorgó el gobierno español a la industria ferroviaria, lo que permitió que, en 1925, CAF pudiera adquirir la plena propiedad de los talleres de Beasain. Dada la capacidad de estas instalaciones, la empresa guipuzcoana pronto se convirtió en el principal constructor de vagones del país, suministrando vehículos completos y toda clase de accesorios a la práctica totalidad de compañías concesionarias españolas, así como a otras sociedades constructoras de material móvil. Es preciso tener en cuenta que la compañía vasca ha sido la única en España capacitada para fabricar elementos tan vitales como las ruedas y los ejes forjados. Firmas como los afamados talleres de Carde y Escoriaza llegaban a adquirir bastidores completos para su posterior carrozado en su factoría de Zaragoza.
En los años treinta, CAF fabricó bajo licencia de la británica Ruston, trilladoras y empacadoras. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
La crisis económica iniciada tras el crack bursátil de 1929 redujo drásticamente la carga de trabajo de los talleres de Beasain, lo que obligó a diversificar la producción hacia otros sectores. En consecuencia, se emprendió el carrozado de autobuses urbanos e interurbanos y la fabricación de maquinaria agrícola o de carretillas elevadoras de la marca francesa Fenwick. Poco después, tras el inicio de la Guerra Civil, la factoría sería militarizada y sus instalaciones utilizadas para producir toda clase de material bélico.
Construcción de locomotoras eléctricas de la serie 7500 de Renfe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Concluida la contienda, CAF retomó su tradicional actividad de construcción de material móvil ferroviario, en un contexto marcado por las dificultades existentes para la obtención de las materias primas necesarias; desde chatarra para su acería, destinada a la fabricación de ruedas y ejes, hasta productos siderúrgicos para la ejecución de bastidores y carrocerías, lo que unido a las constantes restricciones eléctricas, provocaron grandes retrasos en los trabajos en curso. Tras la constitución de Renfe en 1941, la empresa estatal se convertiría en el principal cliente de la firma vasca que, en aquellos años, se asentó en la construcción de locomotoras, con el suministro de las magníficas máquinas eléctricas de la serie 7500. Otros clientes como el Metro de Madrid también adquirieron, progresivamente, un destacado papel en la cartera de pedidos de la compañía.
En 1971 se incorporó a CAF la fábrica de Material Móvil y Construcciones (antiguos talleres de Carde y Escoriaza) de Zaragoza. Archivo Histórico de la Diputación de Zaragoza
 
En los años sesenta CAF experimentó notables cambios, al consolidarse como constructor de material motor. En 1966 alcanzó un acuerdo con la Sociedad Española de Construcción Naval, con el que asumió la importante cartera de pedidos de coches y locomotoras de sus talleres de Sestao, y en 1971 absorbió la firma zaragozana Material Móvil y Construcciones, antiguos talleres de Carde y Escoriaza, momento en que, sin cambiar sus ya arraigadas siglas, alteró el significado de la primera, que pasó de “Compañía” a “Construcciones”, en homenaje a la histórica empresa aragonesa.
Construcción, bajo licencia de la firma japonesa Mitsubishi, de locomotoras eléctricas de la serie 279 de Renfe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Acuerdos tecnológicos con firmas de prestigio internacional como FIAT, ALCo o Mitsubishi permitieron a CAF dominar el mercado español y realizar, a partir de 1961, exportaciones de componentes, vagones, coches de viajeros, locomotoras diésel y unidades de metro a países como Thailandia, Francia, Yugoslavia, República Democrática Alemana, Túnez, Colombia o Irán. Sin embargo, la grave crisis económica de los años ochenta, que arrastró a su histórico accionista de referencia, el Banco Urquijo, a punto estuvo también de acabar con la historia de la fábrica de Beasain. Afortunadamente, la mejora de la coyuntura propiciada a principios de los noventa con las grandes inversiones en cercanías y Alta Velocidad permitió reorientar la empresa que decidió apostar por la innovación y el desarrollo de productos propios.
Construcción de unidades para el metro de Washington. Archivo CAF
 
En la actualidad, los trenes fabricados en los centenarios talleres de CAF en Beasain en poco se parecen a los modestos vagones que construían hace un siglo. En cien años han pasado de producir para un mercado estatal fuertemente protegido a competir de igual a igual con las grandes multinacionales del sector en todo el mundo. Así, sus trenes, tranvías y metros, cada día más complejos y sofisticados, contribuyen a facilitar la movilidad sostenible en los cinco continentes.

El tren de alta velocidad Oaris es uno de los productos más innovadores de CAF. Archivo CAF

 

3 comentarios:

  1. Felicitats a tots els treballadors i gràcies a tú per explicar-nos-ho. Sempre he tingut admiració per CAF, potser perque les meves estimades ESTADO E 1001 a 1007 van ser construides en la seva part mecànica a Beasain i ja amb les sigles CAF al 1927. Salut amic!

    ResponderEliminar
  2. Seria interminable rememorar toda la extensisima produccion de material suministrado por esta firma,pero,sin ninguna duda de que sus productos han sido pilares fundamentales en el desarrollo del ferrocarril peninsular,incluso en otros paises.A pesar de tiempos de dificultades,con todo merecimiento Caf ha seguido afianzandose como firma de referencia y calidad en el sector.Solo desear a la firma toda suerte de exitos y que esta efemeride centenaria sea la primera de muchas sucesivas.Entrañables y emocionantes las imagenes,¡pura historia!,no se puede decir mas

    ResponderEliminar
  3. Juanjo muchas gracias por tus Blogs; a mis años estoy aprendiendo un montón.
    Efectivamente CAF es, salvo que alguien me corrija, la factoría ferroviaria más antigua de España que conserva lugar e iniciales de la empresa. MTM aunque su legado está en Alstom Santa Perpetua, ha cambiado de nombre y lugar, como le pasa a DAVIS/Macosa su legado está en Stadler Albuixech; también ha cambiado de nombre y lugar. Las demás empresas existentes son más jóvenes.
    CAF como cualquier empresa que quiera seguir existiendo se ha adaptado de un mercado casi nacional a otro muy mayoritario internacional diversificando su inicio de material móvil a otros muchos campos ferroviarios.
    Enhorabuena por ese centenario. Que conste que "mi gusanillo ferroviario" se lo debo en gran parte a las 7500; quede impresionado la primera vez que las vi ¿con 6 años?.

    ResponderEliminar